La canción está subtitulada, muy loco! Sencillamente, impresionante y fuerte. Juzguen ustedes.
12:37
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By El Labrador
Volvíamos con un amigo de la provincia de San Juan hacia la provincia de Córdoba, anteriormente habíamos estado en la Rioja. Era cerca de la media noche, yo venía conduciendo en ese momento y mi amigo durmiendo. En un cruce, en vez de tomar hacia la derecha me fui en dirección contraria. No vi la señalización, que según yo no existía. Aunque tenía serias dudas de que ese fuera realmente el camino seguí conduciendo hasta que llegando a la entrada de la ciudad de la Rioja, mi amigo se despertó y me preguntó donde estábamos. Cuando le dije que habíamos vuelto a la Rioja sencillamente creyó que le estaba haciendo una broma (Bueno, la broma me la siguen haciendo ellos a mí hasta el día de hoy. Esas cosas no se olvidan), obviamente se dio cuenta que estaba muy lejos de ser un chiste. La realidad es que el reloj tampoco nos favorecía a razón de nuestros compromisos y el haber hecho 300 Km. de más no nos ayudaba mucho a resolver el problema. ¿Cuáles eran los pasos a seguir? Obviamente regresar por donde habíamos venido hasta encontrar el camino correcto y dirigirnos a casa, en esto no teníamos opciones valederas.
Por el contrario a las decisiones prácticas y lógicas de esta historia, en nuestras vidas manejamos otros tipos de procedimientos. Creo que nos hemos perdido en algún cruce, no hemos visto la señalización que nos indicaba por donde teníamos que ir y seguimos conduciendo hacia donde nos lleva el camino, aun cuando tenemos dudas de que sea el correcto.
El problema grave no radica en haberse perdido, aunque eso ya es bastante malo, sino en que ahora nos hemos quedado en medio de la ruta llorando las penas de los errores pasados y no sabemos cómo volver o lo que es peor ¡No queremos hacerlo! Porque nos sentimos fracasados, ya es muy tarde para empezar nuevamente. ¡Estamos cansados de conducir! – nos decimos - ¡Preferimos tirarnos a un costado del camino y echarnos a dormir hasta que alguien nos ayude a volver! Si no hacemos como el cuento del musulmán que se le muere el camello en el desierto y él se muere junto con el camello porque dice “Así Alá lo permitió, que sea la voluntad de Alá”, claro, no se dio cuenta que pasando la duna siguiente estaba el oasis. Así somos expresando siempre “¡Y... era del destino que pasara esto! ¡Estaba escrito!
Pero… ¿Quién escribe la historia de nuestras vidas? ¿No somos el producto de todas nuestras decisiones? ¿Voy a quedarme varado en el pasado, llorando mi presente y condenando mi futuro, o… voy a seguir…? Como dice la canción “¿Quién dijo que todo está perdido…?” La vida no termina después de cada fracaso, solo te presenta la oportunidad de un nuevo comienzo, y hasta quizás mucho mejor. No bajes los brazos, solo detente para renovar el aire y sigue adelante, hay muchos que esperan por ti, hay que volver a casa.
Por el contrario a las decisiones prácticas y lógicas de esta historia, en nuestras vidas manejamos otros tipos de procedimientos. Creo que nos hemos perdido en algún cruce, no hemos visto la señalización que nos indicaba por donde teníamos que ir y seguimos conduciendo hacia donde nos lleva el camino, aun cuando tenemos dudas de que sea el correcto.
El problema grave no radica en haberse perdido, aunque eso ya es bastante malo, sino en que ahora nos hemos quedado en medio de la ruta llorando las penas de los errores pasados y no sabemos cómo volver o lo que es peor ¡No queremos hacerlo! Porque nos sentimos fracasados, ya es muy tarde para empezar nuevamente. ¡Estamos cansados de conducir! – nos decimos - ¡Preferimos tirarnos a un costado del camino y echarnos a dormir hasta que alguien nos ayude a volver! Si no hacemos como el cuento del musulmán que se le muere el camello en el desierto y él se muere junto con el camello porque dice “Así Alá lo permitió, que sea la voluntad de Alá”, claro, no se dio cuenta que pasando la duna siguiente estaba el oasis. Así somos expresando siempre “¡Y... era del destino que pasara esto! ¡Estaba escrito!
Pero… ¿Quién escribe la historia de nuestras vidas? ¿No somos el producto de todas nuestras decisiones? ¿Voy a quedarme varado en el pasado, llorando mi presente y condenando mi futuro, o… voy a seguir…? Como dice la canción “¿Quién dijo que todo está perdido…?” La vida no termina después de cada fracaso, solo te presenta la oportunidad de un nuevo comienzo, y hasta quizás mucho mejor. No bajes los brazos, solo detente para renovar el aire y sigue adelante, hay muchos que esperan por ti, hay que volver a casa.
3:49
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By El Labrador
Comprendo perfectamente a nivel nacional, el problema que acarrea la existencia de gobiernos no democráticos como los que tuvimos que vivir en el tiempo del proceso, que pasaron de ser gobiernos interventores de desordenes políticos a opresores, enemigos devastadores de los derechos humanos. Sin embargo, también debo aceptar que el tipo de democracia que se ejerce actualmente, no cubre el rendimiento óptimo del desarrollo de un país. Lo real es, que aquellos que forman parte de estas políticas, elegidos por las masas – muy vagamente informadas – no representan realmente al pueblo. Solo se representan a sí mismos y a sus intereses partidarios.
La primacía no está en el desarrollo de los pueblos sino en la lucha de los poderes. Hay una competencia partidaria que opaca el crecimiento de las sociedades. Esto es la democracia en este tiempo; un sincretismo de ideales entrelazados entre debates y competencias que se libran día a día para impedir, que el que está a la cabeza, pueda alcanzar sus objetivos.
Un Congreso puede parar un abuso de la misma manera que matar una visión transformadora. Sabemos que en nuestro país hay más efectividad en lo segundo.
El interés no está en que la Nación florezca sino en que los partidos representantes sean reconocidos como los “mesías salvadores” que intentan sostener algo que siempre se está desmoronando, claro, con el “verso” de que ¡estamos construyendo la sociedad! Mientras que en casa tenemos el proyecto de nuestro propio imperio. Entonces caemos en que, el esfuerzo y el dinero se invierten en la supervivencia y no en el crecimiento… ¿Y ahora… que será lo mejor?
La primacía no está en el desarrollo de los pueblos sino en la lucha de los poderes. Hay una competencia partidaria que opaca el crecimiento de las sociedades. Esto es la democracia en este tiempo; un sincretismo de ideales entrelazados entre debates y competencias que se libran día a día para impedir, que el que está a la cabeza, pueda alcanzar sus objetivos.
Un Congreso puede parar un abuso de la misma manera que matar una visión transformadora. Sabemos que en nuestro país hay más efectividad en lo segundo.
El interés no está en que la Nación florezca sino en que los partidos representantes sean reconocidos como los “mesías salvadores” que intentan sostener algo que siempre se está desmoronando, claro, con el “verso” de que ¡estamos construyendo la sociedad! Mientras que en casa tenemos el proyecto de nuestro propio imperio. Entonces caemos en que, el esfuerzo y el dinero se invierten en la supervivencia y no en el crecimiento… ¿Y ahora… que será lo mejor?
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